Veinticuatro lunas
Hoy levanto la cabeza y te sigo sintiendo. Hace dos interminables años que ya no estás aquí. Veinticuatro lunas que han pasado. Trescientos sesenta y cinco días, multiplicado por dos. Con todas sus mañanas y todas sus noches. Cada uno de ellos, echándote demasiado de menos. Ya nadie gruñe en sueños ni se despierta enfadado por el juego de un cachorro. No escucho ronquidos en el salón. Ni el retumbar del tintineo de tu chapa chocando contra el collar. Hace dos años tu corazón y el mío latieron juntos por última vez. Aunque me parezcan dos siglos. Olvido cada instante la fecha del último día que acaricié tus canas, aunque recuerdo cada minuto la última vez que brillaron tus ojos. Aquel momento en que se me paró a mi también el corazon. Mi vida cobró más sentido el día que tú perteneciste a ella. Fuiste sin duda mi mejor amigo, cachorro. Y se que estás cerca. Muy cerca. No te olvido, mi amor.