Canas


Así, atisbos de luz entre un haz oscuro, que sugieren el paso del tiempo, tranquilo. 

La piel más arrugada, la mirada más cansada.

Se nubla el pelo de canas. 

Las manos fuertes, las venas marcadas. 

Él, mi padre, mi roble, mi lugar seguro.

Mi fortaleza, el abrigo tierno.

Allí donde esconderme cuando caen los muros. 


Valiente aún con miedo, templanza, su voz segura. 

Sonrisa torcida, miradas cómplices, en su pecho mi abrigo.

Sus latidos resuenan en mis oídos. 


Sus pasos, mi camino. 

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