Alas tristes

 Sentada en un rincón me apoyo en lo que queda de mis alas tristes. 

Ha sido un vuelo alto. Ha sido un vuelo duro. 

Me arropo con las plumas sucias que un día fueron blancas pero hoy se han teñido de tonos grises.

Tengo frío.

Mis labios ya no tiemblan, como sí lo hace mi cuerpo, que un día estuvo en llamas. 

Las quemaduras dejaron marcas en mi piel, que no se ven pero que me recuerdan todos mis días felices. 

El fuego que abraza y la pasión que abrasa. 

Levanto la mirada y entre las nubes hecho de menos el cielo.

Pero ahora estoy cansada y no tengo ganas de remontar bailando al aire. No quiero ser una hija del viento. 

Entonces despacio cierro los ojos, y el sueño se apodera de mí mente. 

Y al fin y al cabo, todo empezó por uno. 

Por un sueño.

Por ser libre.



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